Entre todos los contenidos que se publican diariamente sobre el futuro de la relación entre los humanos y las máquinas, hay una noticia que ha llamado mi atención. IBM ha desarrollado un superordenador capaz de debatir con los humanos. El sistema se llama Debater, está basado en Inteligencia Artificial y su propósito es poder ayudar a gobiernos y compañías a tomar decisiones a partir de su capacidad para exponer argumentos
Hace algún tiempo creí entender que el motivo humano detrás del desarrollo de las máquinas, no sólo de las inteligentes sino también de aquellas que se atienen a una función mecanicista y previamente programada, era la potenciación de nuestras habilidades como raza. Alcanzar el goloso acceso al reino de “cuanto más mejor” (más capacidad, más velocidad, más alcance, más repetición, en definitiva, ¡MÁS!). Eso fue al principio.
Pero al cabo de un tiempo entendí que el fin humano respecto a las máquinas podía ir más allá pudiendo llegar a utilizarlas como pasarela para jugar a ser dioses y desafiar nuestra propia naturaleza. Bajo esta premisa las máquinas deberían ayudarnos a trascender barreras humanas como la muerte o los condicionamientos genéticos, permitiendo alcanzar otro estatus a los humanos que, por ejemplo, podrían decidir tener hijos a medida o auto repararse gracias a unos nano robots que recorriesen nuestros órganos detectando disfunciones y subsanándolas. La pregunta pasaba de ser ¿cómo puedo ser mejor? a ¿cómo puedo trascender lo humano?
Bien es cierto que esta evolución que pretende acercarnos a ser una especie de dioses conlleva un enorme debate ético aún no resuelto o ni siquiera encarado, además de ciertas dosis de ciencia ficción que como sociedad estamos postergando (equivocadamente a mi juicio).
Y cuando creía que este era el estado de las cosas, Debater y su capacidad para razonar y debatir con humanos me sobresalta levantándome varias preguntas. ¿No se trataba de sumar las capacidades de las máquinas a nuestro intelecto? ¿No consistía en llegar lo más lejos posible mediante el dominio de las máquinas? ¿No estaban los humanos al frente de las decisiones?
Debater al igual que AlphaGo (la máquina que juega al Go propiedad de DeepMind) es capaz de pensar estratégicamente, razonar, ocultar argumentos como lo haría cualquier humano, aprender sola y también ayudarnos a decidir entrando a jugar de lleno en un territorio de carácter subjetivo. Ese territorio estaba vetado a las máquinas porque es rabiosamente humano y porque justifica nuestra posición humana dominante: las máquinas son rápidas, las máquinas nos harán llegar donde no imaginamos, pero las máquinas no deciden.
Si se abre ese melón la pregunta a resolver será ¿Cuál es la diferencia entre considerar que las máquinas pueden ayudarnos a decidir y considerar que las máquinas deben decidir solas? Damos por descontado que, con tiempo, el desarrollo tecnológico adecuado, inversión y ambición lo acabarán haciendo. Llegado ese día, ¿el debate se acotará a una cuestión ética o legislativa? O ¿será la condición de lo propiamente humano lo que haya de discutir?
Las máquinas en breve podrán decidir y ahí es donde deberemos dejar claro qué es ser humano y cuál es el futuro de lo humano.
Permítanme que haga un último apunte sobre consumo y consumidor relacionado con los argumentos anteriores como mero ejemplo. Desde el análisis de la conducta del consumidor utilizamos las máquinas para ser cada vez más rápidos y más competentes capturando información y procesándola en busca de respuestas que ayuden a las marcas a vender mejor y diferenciarse. La industria anda muy ocupada en este fin y los cambios están siendo notorios a nivel humano: creación de nuevas expectativas, revisión de competencias, desarrollo de nuevas habilidades, revisión de las curvas de aprendizaje, etc. pero todo queda en manos de humanos que están al mando de unas máquinas cada vez más eficientes.
Lo que aún no se ha dado es un escenario en el que las máquinas hayan tomado el mando y decidan sobre lo que se debe comercializar, lo que el consumidor va a desear mañana, el tipo de información relevante a considerar antes de una compra y guíen nuestro comportamiento hacia un propósito determinado. Eso no ha llegado… O ¿tal vez sí y no lo estamos debatiendo?
Borja Martín, CEO de Salvetti Llombart.